Para empezar a conocernos les contaré un poco de como hemos llegado hasta aquí.
Nuestra historia empieza hace más de 100 años, con la incursión de Agustín Víctor Casasola en el Periodismo Gráfico. Muchos han comentado y dado su versión, sin embargo en la familia siempre hemos tenido la tradición oral como la verdadera historia de nuestros ascendentes. Ahora la compartimos para esclarecer dudas y llevar a más personas el trabajo que hace muchos años empezó un señor muy alto, de muy buen carácter y sobretodo con la visión de conservar las fotografías que eran producto de su oficio diario, ya que a cada una le atribuía un inmenso valor. El sabía que eran el testigo más explícito y aún mudo de los momentos históricos que en su país se vivían.
Gracias a la visión mencionada, es que en 1912 funda con ayuda de su primo Gonzalo Herrerías la primera Agencia de Información Gráfica de Latinoamérica. (Sí una agencia de información gráfica, No un estudio de fotografías como muchos han confundido). En esta agencia los primos trabajan con los demás fotógrafos de la época como: Manuel Ramos, Lupercio, los hermanos Álvarez Tostado, Jerónimo Hernández, entre muchos otros, más de 400. Es muy importante resaltar que el Archivo Casasola se forma del material de fotógrafos que en muchas ocasiones su dirigentes no llegaron a conocer más que por correspondencia, ya que vale aclarar y redundar, era una Agencia en la que intercambiaban material gráfico (negativos y positivos) con la finalidad de documentar la información publicada en los diferentes periódicos de principios de S. XX, recordemos que se vivían en México tiempos de "guerra" por lo que en toda América y Europa querían información de primera mano, la fotografía era la mejor narración.
Dentro de la misma tradición oral rescatamos que Agustín Víctor tomo sus primeras fotografías con una cámara que pidió prestada a uno de sus colegas, que con El Tiempo se convirtió en Reporter y sería el mejor fotógrafo del Imparcial. Haremos un recuento de su vida familiar con la intención de presentar al mexicano que nos abrió las puertas para que ahora un siglo después podamos trabajar por nuestro país brindándole una ventana certera, cruel y enigmática hacia su pasado.
Vania Casasola
